martes, 30 de junio de 2009

Folklore electoral


Este domingo 28 pudo ser como tantos otros: asado o pasta, siesta y fútbol. Sin embargo, fue un domingo distinto porque se realizaron las elecciones legislativas, aunque según las sabias y conciliadoras palabras de nuestro ex Presidente en funciones Néstor, votamos por el caos o la continuidad del modelo que como contraposición supone el orden y el progreso… o algo así.

Parece que más que elecciones legislativas fue la guerra de los mundos y al estilo de la mejor ficción se sucedieron toda clase de peleas, acusaciones, fraudes y tendenciosas encuestas.

Durante la campaña, los candidatos recorrieron las calles y supuestamente atendieron las necesidades de la gente a la vez que explican sus proyectos para cuando asuman. Algunos, víctimas de una disociación de identidad y creyéndose Los reyes magos, intentaron comprar votos con planes sociales, un pancho y una coca, zapatillas, televisores pantalla plana, heladeras, colchones y todo lo que un hogar necesita. También polularon por los medios y en su emoción por contar con unos minutos en pantalla, sacaron a relucir su profesión frustrada de artistas: bailaron, actuaron e hacieron mímica, creyendo que ser gracioso es una condición indispensable de todo político, en lugar de la honestidad e idoneidad. Pero esto fue sólo una parte del folklore electoral.

Durante el día D, los candidatos permanecieron en sus búnkers, rodeados de obsecuentes que festejaron de antemano su triunfo de acuerdo a un boca de urna prematuro, mientras más de la mitad del electorado aún no había votado. Lo más confuso fue que todos se autoproclamaron ganadores o que van muy bien, lo que resultó un tanto increíble ya que toda elección supone un juego de suma cero, y esto es que si yo voto a un candidato descarto a otros, y no pueden ganar todos, sino uno.

Mientras, en los colegios donde se llevaron a cabo los sufragios, pasó de todo. Por empezar, se convirtieron en el centro de reunión y nos encontramos haciendo sociales con ex compañeros de la primaria, el primo que vive a diez cuadras y que nunca vamos a visitar, la odiada ex profesora de matemática, la vecina densa de la cual siempre huimos y ahora no tenemos forma de zafar porque le tocó la misma mesa y está delante tuyo en la cola. Las autoridades de mesa encarnaron la hambruna de toda la población allí presente ya que no pararon de comer en todo el día. Lo más interesante que hacen entre medio de los aprietes de los fiscales quienes seguramente hasta armados, no les dejaron ejercer su rol libremente – al menos es lo que sucede en muchos distritos bonaerenses-. Por su parte, el presidente de mesa no pudo levantarse ni para ir al baño y resentido por tal motivo, se le dio por aprovechar su única oportunidad de ejercer poder sobre los demás para cada tanto plantearle un problema a algún ciudadano porque salió feo en la foto del DNI o porque cambió el look de su pelo y no está seguro que coincida con la persona que registra dicho documento.

También las escuelas se volvieron escenarios de milagros, ya que en sus listas se resucitó más de un muerto capacitado para ejercer su derecho cívico.

Por último, uno se encontró solo en el cuarto oscuro y nunca encuentró la boleta que quiso porque con tanta proliferación de partidos y candidatos tardó media hora en encontrar su opción.
Quizá algunos pudieron considerar este proceso como molesto, pero es necesario aclarar que fue nuestro deber votar y ejercer este derecho, hasta incluso cambiar este folklore electoral tan nuestro.

1 comentario:

Osvaldo Rodolfo Zapata dijo...

parece mentira que personas que se tildan de periodistas no sepan que la palabra para definir lo que usted denota como "Folklore" es simplemente tradición, dejen la ciencia que se llama folklore tranquila, no es para neófitos utilizarla, se llama TRADICIÓN, antes de escribir semejante barbarie instruirse,¿que es el folklore? Augusto Raúl Cortazar, ediciones lajoune 1956