martes, 30 de marzo de 2010

El viejo pasado

Sí señor a usted le estoy hablando, al de la pelada prominente y los bigotes teñidos, no se haga el desentendido porque siempre que paso a su lado voltea para verme de atrás. ¿Acaso no se dio cuenta que ya está pasado de años para esas cosas? ¡Podría ser su hija… va, más precisamente su nieta! Entiendo que la apreciación de la belleza humana no sabe de edades, pero ni yo soy Claudia Schiffer, ni usted mira con la inocencia y la admiración de un observador asombrado. No noto que admire mi venir con la apreciación de quien está frente a una obra de arte y se ve deslumbrado por la estética lograda.

Para ser más clara, detesto a los libidinosos como usted, quienes deberían preocuparse más por compartir tiempo con sus nietos o disfrutar junto a su esposa los años ya más tranquilos de la vida para reafirmar su pareja. Aunque pensándolo bien, imagino que su destino fue el de un solterón empedernido, uno de esos tipos cancheros, que se hicieron los reacios y ya hace tiempo perdieron el tren. Quiero decirle que no es mi culpa, ni el de las otras 500 chicas cuyos ir y venir usted observa sin disimulo por añoranza de los viejos tiempos en los que esas miradas indiscretas suponían señales de interés, conquista o mero cancherismo, que usted no tenga nada mejor que hacer con su tiempo. Francamente, encuentro su deporte de mirar las curvas ajenas, de lo más lamentable. Puedo comprender que por desempeñar su papel de mujeriego ganador, se haya abstraído tanto que ahora ya no recuerda cómo salir del personaje, pero créame que nunca es tarde…

Lo que sí, sepa que el viejo verde ya no da. No es una cuestión de años, al contrario, la mirada experimentada suele ser una de las mejores miradas… Se trata de que el tiempo no le sirvió de enseñanza, y eso es lo que provoca mayor indignación. Las mujeres siempre hemos detestado a los babosos… y mucho peor a los que insisten en ser cargosos y aduladores a pesar de que los años le demostraron que tales técnicas los llevaron solamente a un sinfín de rechazos, cachetadas, insultos, desprecios e indiferencia por parte de múltiples mujeres.

Los mirones nunca caen bien. Además, ya tienen un mercado suficientemente amplio de culo y lola en la televisión, en las revistas, en la vida real… basta con ir a cualquier bar en el que seguro pueden encontrar mucho gato suelto y operado, vestida justo para ser mirada por hombres babosos, entonces me pregunto… ¿qué necesidad de andar incomodando y molestando con su indiscreto rayo láser las curvas de la chica de la masa, que ni siquiera está vestida sugerente? No hay una razón lógica, el viejo verde está tan acostumbrado a hacer siempre lo mismo que ya no lo puede evitar. Es un caso de babosismo por costumbre.

Para todos los viejos verdes, y babosos-lividinosos que andan dando vuelta, déjenme darles unos consejos: porqué no la cortan de una vez y se proponen metas más productivas, porque ya de tanto girar la cabeza se van a agarrar una tortícolis que no van a poder resistir porque ya están grandes; y si el vicio es más fuerte, preparen la billetera, consíganse una vedettona de compañera, que van a poder mirar en vivo y en directo todo lo que quieran mientras les dure la billetera.

3 comentarios:

Ana dijo...

Estimada, luego de "Podría ser su hija", usted escribió "Va", cuando en realidad la palabra correcta es "Bah". En tanto, en el último párrafo, luego de "Babosos" usted escribió "lividinosos", cuando la palabra se escribe correctamente con B. Por lo demás, agradable de leer su nota.

mica dijo...

Hola Diana! ya me gusta hasta tu nombre :)
Llegué a tu blog de casualidad, y me alegra haberlo hecho porque me encontré con un monton de entradas super interesantes, bien escritas y con las que me identifiqué muchisimo, jaja
Una pena que ya no publiques, me encantaría seguir leyendote aquí o en otro blog.

Besototes!

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