miércoles, 12 de agosto de 2009

Las mujeres y las tortas

Las mujeres amamos las tortas. Tenemos devoción por lo dulce. Así como los hombres se reúnen alrededor de una picada con cervezas, nosotras nos juntamos a tomar el té o unos mates. Ambos casos, por supuesto, no encierran un simple té o unos mates sino todo un despliegue de las más variadas tortas, brownies, scones, y demás cosas dulces.

Es entre los sabores del milhojas, el lemon pie o la selva negra que las mujeres nos confesamos los secretos más íntimos y compartimos ardientes chismes. No puede faltar la revista cholula para poder criticar a todo trapo, envidiando el cuerpo de alguna modelo mientras le hincamos con un poco de culpa a la cheesecake, culpa que a los pocos segundos es autojustificada con las frases típicas como “los gustos hay que dárselos en vida” o “no tendré ese cuerpo pero la verdad vivir sacrificándose todo el tiempo, sin poder comer lo que se te antoja, eso no es vida”.

Las tortas son motivo de festejo, cuando logramos un ascenso laboral, la solterona del grupo consiguió candidato o la sumisa se reveló dejando al tonto de su novio. Se declara la reunión con una merienda oficial y tortas para aumentar las endorfinas y la felicidad.

También pueden convertirse en la mejor de las compañeras cuando estamos tristes o deprimidas, porque fuimos dejadas, despedidas, porque recaímos en las garras del histérico de turno que no se decide a tener algo en serio con nosotras, porque ese pantalón que tanto nos gustaba ya no nos entra, o porque no tenemos un motivo aparente y estamos en esos días.

No existe mejor remedio que una buena torta. No podemos olvidar, que no hay mejor manera de romper con la estricta dieta que “enloquecerse” comiendo una torta galesa.

En los casamientos, a la hora de elegir el vestido nos aseguramos de lucir uno que tenga capacidad de expansión en la zona abdominal y solemos medirnos con la comida para poder despacharnos en el turno de la mesa dulce: deambulamos con platos repletos de distintas tortas y los recargamos cuantas veces podemos.

A la hora de demostrar nuestras habilidades culinarias qué mejor que cocinar una torta de cumpleaños o conquistar a nuestro amado con algo dulce y afrodisíaco.

Las mujeres tenemos una pasión inexplicables por las tortas: nos tientan, nos ponen de buen humor, nos llevan a romper con cualquier traba dietética, y lo mejor de todo es que podemos contar con ellas en cualquier momento y en cualquier lugar.

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